Dime lo que comes y te diré cómo eres

10-8-31-42.admin.100316_Mariskito_3475¿Puede influir lo que comemos en nuestro estado de ánimo? ¿En nuestro humor? ¿Nos puede ayudar a gestionar situaciones de estrés? Parece que sí. Lo que comemos no solo influye en nuestra salud, en nuestro aspecto y en nuestro estilo de vida, sino que se ha demostrado que además determina nuestro carácter.

Hace pocos días leímos en El País que las grasas trans, además de ser ampliamente conocidas por sus perjuicios para enfermedades coronarias,  pueden llegar a sacar lo peor de nosotros mismos. De hecho, este tipo de grasa, que se forma cuando el aceite líquido se transforma en una grasa sólida añadiendo hidrógenos para incrementar el tiempo de vida útil de los alimentos, forma lo que se ha llamado la “dieta de la agresión”. Según una investigación de la universidad de California, “La mayor cantidad de grasas trans se relaciona de forma significativa con mayores niveles de agresión”.

Afortunadamente, también existen alimentos que nos ayudan a tener una vida más feliz y más tranquila. Sin ir más lejos, el pescado, concretamente el Omega 3 que contiene, evita los pensamientos pesimistas, ayuda a gestionar el estrés y a estabilizar el estado de ánimo.

En la Universidad de Harvard, el psiquiatra Andrew Stoll, demostró que los ácidos grasos omega-3, presentes entre otros alimentos en los pescados azules, tenían un efecto antidepresivo y estabilizaban el estado de ánimo. En esta línea también encontramos otros estudios, como el de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburg, que determinó que personas saludables con un bajo nivel sanguíneo de omega-3 tienen más posibilidades de deprimirse que quienes tienen valores normales de este ácido graso. Siguiendo estos pasos, una investigación de la Asociación Británica para el Manejo de la Ira, asocia una dieta rica en omega-3 a una mejor gestión de las situaciones estresantes.

Los beneficios que el pescado aporta a nuestra personalidad no se quedan ahí e incluso puede llegar a influir antes de haber nacido. Así se pronuncia un estudio publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition que indica que los hijos de mujeres que han consumido más pescado durante el embarazo obtienen mejores resultados en pruebas de inteligencia verbal, habilidades motoras complejas y comportamientos proclives a la socialización. Los pescados grasos como las anchoas o el atún son la fuente más importante de ácidos grasosomega-3 de cadena larga como el ácido docosahexaenoico (DHA), un componente estructural clave de las células y, sobre todo, de la membrana de las células del cerebro.

Ya sea para mejorar nuestro carácter, por su exquisito sabor o para querer llevar una dieta equilibrada, lo que está claro es que razones no faltan para que todos consumamos nuestras raciones de pescado a la semana.

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