El yodo es un oligoelemento que el organismo almacena en la glándula tiroides. Es esencial para el funcionamiento de esa glándula y para la producción de hormonas que regulan, entre otros aspectos, el crecimiento, el desarrollo de los tejidos o la temperatura corporal. Las fuentes de yodo más comunes son las algas marinas, los pescados, mariscos y algunos vegetales.
Aunque las enfermedades relacionadas con la falta de yodo en el cuerpo humano ya no son tan comunes como lo eran hace unas décadas, la realidad es que la falta de este compuesto en nuestro cuerpo puede llegar a causarnos entre otras, hipotiroidismo.
Normalmente, la cantidad recomendada tanto para el hombre como para la mujer es de 150 microgramos al día. Sin embargo, dependiendo de la edad estas cantidades varían. En los bebés lactantes de hasta seis meses se estima que las dosis adecuadas son de 40 microgramos al día, mientras que en los mayores de seis meses esta cantidad es de 50 microgramos. En los niños oscilan entre 70 y 120 microgramos, en función de la edad; en los adolescentes y personas adultas, una cantidad de 150 microgramos de yodo al día es suficiente.
Las mujeres embarazadas y lactantes tienen necesidades especiales: unos 200 microgramos durante el embarazo, cifra que se incrementará hasta 300 microgramos durante el periodo de amamantamiento.
En áreas donde hay poco yodo en la dieta la deficiencia de yodo puede causar hipotiroidismo, cuyos síntomas incluyen fatiga extrema, bocio, retardo mental, depresión, ganancia de peso, disminución del metabolismo basal y disminución de la temperatura basal (hipotermia). En mujeres embarazadas puede producir abortos y deformidades fetales, así como retardo mental posterior en los niños. El cretinismo y el bocio, normalmente erradicadas en el primer mundo, suelen ser causadas por la deficiencia de yodo severa.
La realidad es que muchas de estas enfermedades se pueden evitar de manera sencilla. Como siempre recomendamos, una dieta variada y equilibrada debería aportar todos los nutrientes básicos para cualquier persona. Concretamente en el caso del yodo, el bacalao, la lubina, el abadejo y la perca de mar son los pescados más ricos en este mineral.
Además existen otros alimentos que son fuente de este nutriente. Según esta lista elaborada por Vivir Salud algunos de los alimentos más ricos en yodo son los siguientes:
- La sal yodada que tiene a su favor que es un condimento culinario cuyo uso está generalizado en todo el mundo a un coste razonable.
- Vegetales marinos, como las algas.
- Como ya hemos comentado, los pescados y mariscos como el arenque, las gambas, langostinos, bacalao, mejillones, salmón y lenguado son ricos en yodo.
- Arándanos rojos Unos 115 gramos de arándanos rojos aportan unos 400 mcg de yodo.
Frijoles, yogurt y productos lácteos en general, las fresas, los huevos cocidos las lentejas y las espinacas también son alimentos que nos pueden ayudar a aportar nuestra cantidad de yodo necesaria.